martes, 19 de marzo de 2013

Transformar la SEMARNAT



Hay seis grandes cajones donde caben todos los temas relevantes de política ambiental y de sustentabilidad. Puede decirse que el primero de ellos se encuentra verdaderamente huérfano en México, mientras que los siguientes cuatro son atendidos por instancias distintas a la estructura central de SEMARNAT, quien se encarga razonablemente sólo del sexto y último, a pesar de contar con una notable capacidad ociosa. Urge reformarla. Me explico.
El primer cajón temático abarca a  mares y costas, donde hay  obscuridad de facultades, ausencia de regulación eficaz,  y un vacío de gobernanza y de políticas de manejo integral. Aquí participan CONAPESCA y SAGARPA quienes otorgan permisos y subsidios en un escenario clientelar, y de fragmentación y debilidad institucional; la Secretaría de Marina sin equipamiento ni personal adecuados, ni facultades plenas de vigilancia; y la propia SEMARNAT quien transfiere la gestión (es un decir) de la zona federal marítimo terrestre (como playas) a los gobiernos locales y en algunos casos a FONATUR. El desastre ecológico en nuestros mares está bien documentado.
El segundo  es la biodiversidad terrestre. Aquí, el Gobierno Federal opera a través de la CONANAP y de la CONAFOR, ambas, órganos desconcentrados de SEMARNAT pero con total autonomía técnica. El ordenamiento territorial lo asume la nueva SEDATU  de acuerdo a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal.
El tercero son las ciudades, cuyo medio ambiente y los servicios públicos inherentes son facultades municipales en los términos del Artículo 115 Constitucional. La Federación ahora trata de intervenir a través de SEDATU. Las políticas de vivienda, que codifican la dinámica del desarrollo urbano, también hoy dependen de SEDATU y de manera preponderante, del INFONAVIT y la CONAVI.
El cuarto son las políticas de cambio climático, que en realidad, abrumadoramente,  son políticas de precios  a los energéticos, y/o en las que se aplican instrumentos regulatorios o regímenes de fomento a la energía renovable y a la eficiencia energética. Todo ello corresponde en alguna u otra forma a la SHCP, a la Secretaría de Energía, a la CRE, y a los monopolios paraestatales PEMEX y CFE. Los estudios necesarios ahora son llevados a cabo por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático; también, órgano desconcentrado de SEMARNAT.
El quinto incluye a la gestión del agua en cuerpos federales y su oferta en bloque a ciudades, industrias y agricultores, al manejo de cuencas, así como a la regulación en los usos del agua, descargas y contaminación, y a las obras de infraestructura relevantes. Son responsabilidades de la Comisión Nacional del Agua (CNA). Aunque  órgano descentralizado de SEMARNAT, el poder y presupuesto de CNA superan por mucho a los de la primera.
Y el sexto cajón, para fines prácticos, digamos que está ocupado por una importante temática regulatoria de tutti frutti: evaluación de impacto ambiental de grandes proyectos, residuos industriales peligrosos, calidad del aire, zona federal, cambios de uso de suelo forestal, y vida silvestre. Una sola subsecretaría (¡!) de SEMARNAT tiene bajo su responsabilidad todo este último cajón.
Hay en SEMARNAT otras dos subsecretarías, que honestamente se encuentran subutilizadas en sus capacidades, y cuyas limitadísimas funciones ya no las justifican en esa jerarquía, dado el escenario descrito. Debe aprovecharse la oportunidad, y transformarlas para que una de ellas se haga  cargo integralmente del primer cajón:  de la gobernanza de mares y costas de México.

1 comentario: