viernes, 8 de marzo de 2013

Petróleos Mexicanos, Sociedad Anónima


El PRI ha modificado sus documentos básicos para hacerla posible. Todos hablan de ella, unos para anticipar que llegará, otros para buscar rentas a costa del interés público desde la demagogia más aldeana y ramplona. Su importancia trasciende a la propia dinámica del sector petrolero y energético; será una afirmación de liderazgo en el gobierno y de madurez en nuestras instituciones políticas, y el umbral definitivo para dejar atrás el oscurantismo retro que lastra el despegue de nuestro país. Detrás de una reforma petrolera que transforme al régimen monopólico hay imperativos de rectificación histórica, de racionalidad fiscal, de eficiencia económica, de desarrollo tecnológico, de transparencia y rendición de cuentas, y hasta de sustentabilidad ambiental. Poca estructura y carne se ha dado al debate colectivo, es preciso intentarlo.

Propongamos transformar a PEMEX en PEMEX S.A., empresa integrada como sociedad anónima con acciones en la Bolsa Mexicana de Valores adquiridas por inversionistas privados, bajo control del Estado con al menos el 51% del poder de voto en su consejo de administración. PEMEX S.A. tendría un gobierno corporativo transparente y profesional; sería una  empresa global, competitiva y de clase mundial, y capaz de establecer alianzas mutuamente provechosas con empresas nacionales y multinacionales.
PEMEX  S.A. habría de quedar bajo un nuevo régimen fiscal que permita la rentabilidad de la empresa, eliminar pérdidas después de impuestos o derechos, y ofrecer dividendos a sus accionistas. Es por eso que la reforma petrolera y la reforma fiscal son un binomio inseparable. No habría más  subsidios  a la gasolina, y al diesel, y se procesaría fiscalmente una reducción progresiva del pasivo laboral para mejorar los resultados de PEMEX S.A.
La Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) deberá ser fortalecida y asumir plenamente la titularidad sobre todos los yacimientos de hidrocarburos en el territorio nacional, así como su administración, licitación, concesión, y regulación. Con esta premisa, se abriría a la inversión privada y a la competencia toda la cadena de valor en hidrocarburos, reservándose a PEMEX S.A. las áreas donde actualmente tienen lugar actividades de exploración y explotación. Se licitarían  bloques en el resto del territorio, donde PEMEX S.A.  competiría sola o en alianza con otras empresas. Todas pagarían los impuestos y derechos correspondientes para transferir al Estado la renta petrolera.  Para liberar al erario público de cargas y riesgos innecesarios, las nuevas inversiones serían llevadas a cabo por PEMEX S.A. o por empresas privadas con sus propios recursos, mediante solicitud de permiso a la CNH. La nueva infraestructura sería propiedad de las empresas  en todos los segmentos de negocio, exploración y producción, refinación, petroquímica, gas, transporte y distribución. Obviamente PEMEX S.A. podría incursionar a otros países y mercados, sólo o en alianza, y financiaría sus actividades principalmente a través de la colocación de acciones en bolsa, inversión privada directa, y operaciones con mercados financieros nacionales e internacionales.
Otros puntos torales de la reforma serían el desarrollo tecnológico, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, una regulación ambiental estricta sobre la explotación en aguas marinas y en yacimientos de lutitas o esquistos (shale gas y shale oil), y la disposición de una buena parte de la renta petrolera en un fondo soberano de inversión a largo plazo supervisado por el Banco de México. Es claro que reforma petrolera no equivale a reforma energética, falta el sector eléctrico...

3 comentarios:

  1. Esperemos que se lleve a cabo este proyecto suena muy bien :)

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  2. No veo en donde deja de ser un monopolio Pemex con dicha propuesta, sería una manera de mejorarlo como empresa monopólica solamente.
    Las finanzas estatales que dependen en gran medida de la industria petrolera son síntoma de desestabilidad, el PIB debe llegar de una gran cantidad de rubros y no solo de este.
    Finalmente si se pone en marcha sin que en el país exista la infraestructura adecuada para comenzar a trabajar de esta manera, ocurriría lo mismo que paso con el TLC de Carlos Salinas, en donde los extranjeros aprovechan nuestras debilidades estructurales para sacar partido a su propia economía.

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  3. Lo único que si me pareció adecuado fué la disminución del pasivo laboral de esa empresa, pues esta llena de mucha gente sindicalizada, buena para nada.

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