viernes, 12 de agosto de 2011

MARIHUANA, ECOLOGÍA Y DELINCUENCIA




Será imposible extirpar del territorio nacional el cultivo de marihuana (Cannabis indica). Es una actividad profunda y extensamente arraigada en  formas de vida, economía, sociedad e instituciones locales de vastas regiones del país. Un buen parangón es el caso de la coca en Bolivia. Los primeros migrantes mexicanos a los Estados Unidos, yendo y viniendo, visualizaron la oportunidad desde los años cuarentas del siglo XX. Hoy absorbe a millones de personas, especialmente,  en áreas de la vertiente del Pacífico caracterizadas por selvas bajas caducifolias (con árboles de fuste corto, muy ramificados que pierden su follaje durante una extensa temporada de secas). Abarcan porciones más o menos amplias de los estados de Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Jalisco, Nayarit, Sinaloa, Durango, Chihuahua, y Sonora. Ahí, el ecosistema se singulariza por escasez de agua, suelos pobres, orografía abrupta, y casi ausencia de especies forestales susceptibles de aprovechamiento a escala comercial; el  uso sustentable de recursos naturales  es una mala broma. Ningún otro cultivo, excepto en estrechos valles y planicies aluviales de las costas, es capaz de ofrecer una vida digna a los campesinos, muchos de ellos  arrojados y dispersos  por la historia y las políticas agrarias del siglo XX en propiedades colectivas (ejidos y comunidades) sin esperanza.

 La marihuana vale mucho, ya que existe una enorme e irrefrenable demanda en Estados Unidos y en México. Es menos dañina que el alcohol y probablemente que el tabaco, su consumo nunca ha matado a nadie, y en todo caso, perjudicaría sólo a quien la usa. De hecho tiene múltiples usos medicinales. Un campesino puede percibir más de 200 mil pesos anuales por hectárea cultivada conCannabis, en terrenos cuyo único costo de oportunidad o uso alternativo corresponde a misérrimas milpas de subsistencia (que producen una tonelada al año de maíz equivalente a 3,000 pesos), a lóbregos agostaderos para  cabras o cebúes famélicos,  a peladeros calcinados y erosionados, a matorrales degradados, o en el mejor de los casos, a un bosque tropical bajo y caducifolio, que en verdad puede ser muy hermoso tanto en aguas como en secas, pletórico de biodiversidad y endemismos;  aunque económicamente es estéril para los propietarios de la tierra. Si somos serios, imaginar la vida sin marihuana en esas regiones conlleva un razonamiento sobre cómo subsidiar competitivamente y de por vida a esos campesinos – por  ejemplo pagándoles por conservar las selvas bajas caducifolias –, o cómo hacerlos emigrar; o bien, condenarlos a una abyecta miseria. Con la marihuana no sólo sobreviven y pueden llevar una existencia relativamente digna, sino incluso prosperar. Así, desmontan en la selva baja parcelas disgregadas, preparan semillas y plántulas en invernaderos,  que se siembran cuidadosamente en el terreno; aplican fertilizantes químicos y orgánicos (como guano de murciélago), al igual, por desgracia, que plaguicidas órgano-clorados terriblemente tóxicos, como el Paratión. Cosechan en pocos meses, limpian, prensan, empacan y venden a compradores locales, quienes sólo son el segundo eslabón de una compleja estructura comercial. Todo el mundo en esas regiones: campesinos, comerciantes, policías, y autoridades municipales, tienen en menor o mayor medida relación e intereses directos o indirectos con la economía de la marihuana. Pero….  todo es ilegal.

En la ilegalidad, y ante poderes municipales débiles y efímeros, de forma inevitable, se abre un espacio generoso para cacicazgos y mafias al margen de la ley, que surgen localmente, o que llegan de fuera junto con armas y otras substancias y productos prohibidos. El gobierno local es capturado, y todos tejen o quedan cobijados y atrapados por la pegajosa telaraña. Hay competencia, alianzas y traiciones entre organizaciones locales, y entre ellas y los fuereños. Hay mucho qué perder y ganar. En la ilegalidad, lógicamente, la corrupción y la violencia se asientan y asumen culturalmente  en el paisaje humano. Luego, llega la fuerza legítima del Estado, los arreglos se trastocan, y la violencia estalla, se extiende y diversifica como delincuencia organizada,… y horroriza a  todo el país.

8 comentarios:

  1. ¿Qué postura tiene Gabriel Quadri al respecto de la legalización de la marihuana?

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  2. Sr. Quadri que articulo tan interesasnte, yo que estoy trabajando en una Comunidad llamada PALMAREJO, EJIDO DE CHINIIPAS, CHIHUAHUA. BAJA TARAHUMARA. Exactamente veo todo esto que ud. relata aqui.
    Que alternativas se pueden implementar... con los campesinos, que en realidad son pocos los que siembran para sobreviviR, teniendo dinero obtenido con otro tipo de trabajo, prefieren comprar en pueblos aledanos que sembrar ellos mismos.... LES GUSTA HACER DINERO RAPIDO Y AUNQUE NO SO TODOS SI HAY MUCHOS CACIQUES, QUE OBTIENEN DINERO DE LA DROGA, es mas aqui se usann los llamados "PADRINOS" que les regalan a las comunidades, despensas o lugares para arganizar fiestas y borracheras.
    Que triste situacion... pocos son los que se atreven a progresar por otros medios COMO ESTUDIANDO UNA CARRERA.

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  3. Para empezar tenemos que darnos cuenta que el artículo fue escrito por Luciano Quadri, no por Gabriel. Lo segundo es que Quadri sabe que no va a aganar las elecciones, el lo que quiere aportar es un analista calificado que aumente el nivel en el debate para que las elecciones lleguen a un nivel optimo.

    El PANAL es símbolo de corrupción en México, pero igual lo son todos los partidos, para salir adelante como sociedad primero debemos informarnos, y este análisis presenta información importante y objetiva.

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    1. Eduardo, gran opinión de tu parte, no soy una persona muy informada en el tema político pero sabemos que la corrupción invade a todos los partidos, me parece buena postura la que aparece en el artículo pero en fin hay que informarnos todos para llegar a conclusiones claras y precisas.

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  4. El tema de la legalización de las drogas nadie lo quiere hablar en serio, es incomodo para todos los políticos con excepción de Gabriel Quadri, la situación de la gente de la sierra es tal cual la comenta este articulo, yo hablo de la sierra de Choix, Sinaloa, que es donde trabajo, en donde no se puede cultivar nada que proporcione un nivel de vida decente que no sea la marihuana, y como medico puedo asegurar que el consumo de marihuana es menos dañino que el tabaco y afecta menos las capacidades motrices que el alcohol, hagan un ejercicio mental de si es bueno o no legalizar la marihuana, yo digo que es bueno, pero claro, es algo muy complejo pero por algo se empiza, dejen el pesimismo.

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  5. El país llegará a un punto, quiera o no, en donde la tendrá que legalizar.

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  6. El consumo y las costumbres del pueblo lo justifican al igual que justifican el uso del alcohol. Quién en realidad tiene derecho a decir lo que puedo o no puedo poner en mi cuerpo? Y si ya es algo que existe y se usa en tanta abundancia (y ademas trae menos consecuencias negativas que otros productos sí permitidos), qué les da derecho a ilegalizarla para canalizar los ingresos de su comercialización de manera inequitativa impidiendo que se sume al Producto Interno Bruto de un país.
    Esto sin considerar los motivos espirituales que por su procedencia natural se ritualizan en mas de una cultura y no por ignorancia y falta de experiencia y conocimiento de su función pueda imponer su clasificación dentro de lo bueno y lo malo, siendo esto tan relativo por consecuencia.

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  7. Señor Gabriel Cuadri, ¿qué opinión tiene al respecto?

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